En todas las civilizaciones ha habido creencias sobre el contenido místico de los bosques, como sede de deidades y espíritus.
Así nacieron los Ents, el Árbol del Mundo, la Vida o Bilé, Bodhi, Bayan, Peepal, el de Navidad, los Whishing, Kodama y Kinushi, o las nórdicas Dríades, entre muchos más, diseminados entre literatura y folclore.
De hecho, no son pocos los que aseguran haber visto hasta a la supuesta virgen cristiana apareciendo entre sus hojas, o dejando como testimonio de su presencia una imagen en su madera.
Para los druidas celtas - antiguos y grandes magos de la naturaleza -, siempre existió un hermanamiento entre todos los seres vivos.
Así consideraron que cada árbol poseía su espíritu, y era el hogar de ese ser vivo que supervisa todas las actividades y energías que inciden en él.
Este espíritu crecía con el árbol y desaparecía con su muerte.
Los herederos de esa ancestral tradición afirman incluso que su rostro puede verse en la corteza del tronco, y su voz escucharse en el sonido de las hojas, moviéndose con el viento.
Según dicen, tales entes no nos pueden hacer daño, pero sus energías son fuertes y diversas, llegando a ser muy afectuosos con la gente.
Y es que el árbol, al igual que un ser humano, emite vibraciones energéticas constantemente, las que son perfectamente asimilables, pudiéndose absorber y beneficiarse con sus efectos.
Este es el motivo por el que algunas personas tienen un árbol favorito de cuya cercanía obtienen una gran sensación de bienestar y equilibrio.
Los druidas ya llamaban a ese el 'árbol íntimo' o 'personal', es decir, aquél con el que se comparten secretos.
Por eso, para todo quien desee entrar en comunión con alguno de estos, comparto esta oración de confraternidad con su esencia, su sosiego y armonía.
Ello suele ser ideal al momento de intentar aliviar pesares, descargar las tensiones y cualquier otro malestar espiritual.
Primero hay que prestar atención al sentido interno una vez que estemos en algún lugar donde los haya - parque, patio, calle, etc. - y de haber varios elegir aquel al que nos sintamos más atraídos, pues se trata de su espíritu llamándonos.
Y una vez junto a él deberemos abrazarlo, ya sea apoyando sobre su tronco la espalda, o al revés.
Esto podemos realizarlo sólo una vez, pero si deseamos que sea realmente efectivo conviene continuar haciéndolo, con tal de ir profundizando nuestra relación con él.
Y luego, cualquier sea el caso, repetir la siguiente
INVOCACIÓN
Naciste de la tierra igual que yo.
Creciste hacia el cielo como lo estoy haciendo yo,
pero posees la sabiduría de la paz,
la quietud y el sosiego,
que para mí aún son desconocidos.
Te saludo árbol padre,
árbol madre,
árbol madre,
hermano y amigo mío,
con todo mi respeto y amistad.
Te deseo el sol, el agua,
el aire y la tierra,
para que se fundan contigo,
y así tengas la existencia que anhelas.
Oh, árbol padre, árbol madre!
ayúdame y deja que sienta tu sabiduría.
Permite que me llegue tu conocimiento.
Deja que mi cuerpo roce el tuyo
y que en este abrazo fraternal
pueda beber de su sabia.
Amigo árbol,
yo (di tu nombre)
me comprometo a ayudarte y cuidarte,
respetarte y visitarte
siempre que me sea posible ,
esperando de ti ayuda en mi camino,
paciencia en mis errores
y comprensión en mis dudas...
------------------------------------------
oraciones - invocaciones y novenas en
TAROT DE MáXIMO