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Taro-bitácora: EN LA ÚLTIMA DISCUSIÓN LE HABÍA GRITADO A SU MADRE QUE OJALÁ SE MURIERA, Y AHORA SE SENTÍA CULPABLE DE SU RECIENTE DECESO

Tenía veinticinco años y había sentido que ya era hora de dar rienda suelta a sus verdaderos impulsos sexuales después de varios años de lucha consigo mismo. 

Había hecho el liceo y la escuela militar, y era de esos que todavía creían en la defensa de la patria por medio de las armas. 

Yo lo había conocido un tiempo atrás cuando concurrió con su novia a mi consulta, atraídos por la curiosidad y necesidad de escuchar otro tipo de opinión acerca de lo que les estaba pasando, lo que hacía que la relación no fuera la misma desde hacía unos cuantos meses. 

Por supuesto que desde entonces ya el Tarot había dicho cual era el principal problema, aunque les resultaba difícil encarar la verdad, más a él que a su novia, y sobre todo a su madre, que venía de una larga tradición de hombres militares ' bien machos '.

Largas habían sido nuestras charlas en las que yo le comentaba mi opinión acerca de lo ridículo de apostar la vida a algo que ni siquiera es propio. 

Siempre he sido casi marxista en eso de que los proletarios nunca deberían ir a la guerra, porque lo único que hacen es defender tierras que ni siquiera son de ellos, sino de los ricos burgueses que jamás arriesgan su pellejo para protegerlas. 

Una cosa es por obligación, y otra por elección. 

Por mi parte nunca podría haber elegido ser soldado! Y así teníamos extensas discusiones acerca de lo que cada uno entendía por Patria.

Cuando finalmente terminó aceptando su homosexualidad, la que venía hacía rato siendo notada por las cartas, y se decidió a vivir por fuera de aquello a lo que se obligaba, para hacerlo de acuerdo con la verdadera esencia de su real ser, fue bastante duro frente a la oposición tajante de su propia madre, empeñada en evitarlo a través de todas las formas posibles, incluso la culpa.

Pero eso no le impidió poner en orden su vida, con el apoyo de todos sus amigos y otros familiares, y hasta con la comprensión y aceptación de su, ahora, ex novia. 

Pero en ese momento estaba totalmente decidido a recuperar el tiempo perdido, y no se hayaba dispuesto a tolerar que algo o alguien se lo impidiese. Pidió la baja en el ejército, consiguió otro trabajo y experimentó nuevas relaciones.

Poco tiempo después, un domingo de invierno en el que se había permitido quedarse un poco más en la cama, dada la resaca de cerveza que se había ganado luego de una intensa noche de juerga por varios boliches gays de la ciudad, su madre no pudo evitar volver a echarle en cara todo lo que había hecho por él, y acusarlo de la vergüenza que le estaba haciendo pasar a ella y al padre, aunque este último, mucho más tolerante dado el inmenso amor que sentía por su hijo, nunca le realizó ningún planteo, ni siquiera el mismo día en el que el muchacho decidió confesarles su tendencia, intentando evitar que se enteraran por otras bocas mal intencionadas, de acuerdo con los rumores que habían comenzado a circular entre vecinos y allegados. 

Fue ese mismo día que el decidió juntar lo mínimo necesario y mandarse a mudar dando un portazo, a la vez que le gritaba a la mujer que ojalá se muriera, porque una madre que priorizaba el que dirán antes que la felicidad de su propio hijo, no merecía vivir.

Ya había logrado instalarse en el departamento de un amigo, con el que arregló compartir gastos, el día que recibió la llamada de su padre, avisándole del reciente fallecimiento de su esposa, víctima de un paro cardíaco fulminante. 

Y aunque se trataba de la misma mujer que tan desdeñosamente lo había tratado, aún siendo su propio hijo, no pudo evitar aquel dolor desgarrador que la noticia le provocó, basado en el inmenso cariño que muy a pesar de todo seguía sintiendo por ella. 

Tampoco logró dejar de sentirse culpable ni sacarse de la cabeza las últimas palabras que le había espetado a su progenitora el día de la disputa.

Me pidió una consulta urgente. 

Necesitaba desesperadamente conocer la opinión del Tarot al respecto. Recibir un consejo, una opinión que lo ayudara a superar el mal tránsito. 

Y por mi intermedio los arcanos se lo dieron. 

Su madre había tenido la oportunidad de elegir su posición, y no lo había hecho por las razones válidas. 

Él no tenía por qué vivir la vida de su madre, ni siquiera elegir ni apostar a lo mismo que ella lo había hecho.

La triste mujer no había sabido valorar ni querer a su hijo tal cual era. 

Más que un hijo lo que pretendía tener era un modelo de sus propios deseos y preferencias. 

Pero uno jamás debe ser o hacer algo porque así lo exijan los padres. 

Hay que arriesgarse a vivir la vida que uno desea para sí mismo, y no la de los otros, sean quienes sean esos otros, un derecho que nunca debería dejar de reclamarse, porque más que un derecho es una obligación inherente a nuestra propia condición de seres humanos, libres para elegir nuestras propios placer y alegrías, desventuras y desgracias.

Además, las cartas señalaban que la dolencia cardíaca era congénita, y que venía siendo arrastrada por ella desde hacía ya bastante tiempo, aunque había empeorado en los últimos días. 

Pero aún sabiendo esto la mujer ni siquiera intentó tratar de comprender a su único vástago, para aprovechar en comunión el poco tiempo que le quedaba. 

Terminó siendo víctima de sus propios prejuicios.

El consultante no lograba entender lo que le decía porque ni siquiera estaba al tanto de ese problema. 

Sin embargo una carta que la madre le había pedido al padre que abriera ante la eventualidad de su fallecimiento, arrojó toda la luz necesaria sobre la situación, según me contó luego. 

Allí ella le decía que sabía que él se sentiría culpable porque conocía su gran corazón.

Que no tenía nada que perdonarle porque nadie más que ella sabía que la gente dice cosas que no siente cuando grita. 

Que era ella la que le pedía perdón por no haber sabido valorarlo.

Que prefirió no contarle de su estado de salud para que él no pensara que era otro intento de manipulación de su parte. 

Que era muy cierto que no había sido una madre perfecta, pero que había sido su madre. 

Que siempre estuvo orgullosa del hijo y que ahora no lo estaba menos. 

Que lo amaba, y que por favor cuidara a su padre…


Hasta aquí mi bitácora catártica de hoy. 

Ojalá su lección pueda serle útil a alguien.

Aprovecho para mandarle un beso enorme a mi mamá. 

Y para agradecerle por toda su dedicación amorosa, comprensión y apoyo. 

Pedirle perdón por si alguna vez le dije algo que la haya lastimado, aunque seguro que por su propio don de madre nunca me lo dejó saber. 

Concuerdo con que a veces uno dice cosas que en verdad no siente, cuando grita.

Y sobre todo para repetirle algo que ya sabe, pero que nunca está demás: 

'Te quiero mucho mamá'



- Yo no sé si es prohibido,
si no tiene perdón,
si me lleva al abismo,
sólo se que es amor.

 Yo no sé si este amor es pecado,
que tiene castigo,
si es faltar a las leyes honradas
del hombre y de Dios.
Sólo sé que me aturde la vida
como un torbellino,
que me arrastra y me arrastra
a tus brazos en ciega pasión.

Es más fuerte que yo, que mi vida,
 mi credo y mi sino,
es más fuerte que todo el
respeto y el temor a Dios.

Aunque sea pecado te quiero,
te quiero lo mismo,
aunque todo me niegue el derecho
me aferro a este amor -

PECADO - siempre mejor cantado por SIMONE

EL HIEROFANTE fue una de las cartas centrales en todas las lecturas que comento en mi historia de hoy.

Lamentablemente el amor no es siempre la prioridad en todas nuestras relaciones.

La situación es más dramática aún cuando por motivos obvios, como los vínculos familiares, debería serlo.

Qué pena que a veces se esgriman excusas tan superficiales como la imagen y las 'buenas costumbres' para opacarlo!

Qué pena que a veces sea ya demasiado tarde para reconocerlo…




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