Hay diferencia de opiniones sobre si los naipes se originaron en la India, o si se usaron primero en la China o Egipto, aunque la opinión mayoritaria es que habrían sido creadas en China.
En China se jugaba con un tipo de naipe que derivó del papel moneda y de las fichas del dominó.
En Persia se originó el Ganjifa o Gânjaphâ, un tipo de juego de cartas que se hizo popular en la India durante el imperio mogol en el siglo XVI.
En India se jugaba el Dasavatara Ganjifa, que está formado por una baraja con diez palos, basados en los diez avatares o reencarnaciones del dios Visnú: pescado, tortuga, jabalí, león, enano, hacha, arco y flecha, rayo, caracola y caballo.
La mayoría de los naipes indios son redondos, de diferentes tamaños, y están hechos con cartón lacado, cartón piedra y en ocasiones marfil.
Igualmente, en Japón se juega las cartas Karuta y sus dos barajas más populares son el Hanafuda y el Uta-garuta.
Lo más probable es que los naipes que en Occidente se conocen, llegasen a Europa precisamente desde Oriente, introducidos por los árabes a través de los reinos cristianos de España, aunque también se dice que fueron traídos por los cruzados.
Las cartas que más adelante caracterizarían al Tarot parecen haberse desarrollado unos 40 años después, pero no se puede probar que no existieran antes de esa fecha.
Las más antiguas de las que sobrevivieron son las del llamado Tarot Cary-Yale (o Tarot Visconti-Modrone), que fue creado en 1442-1447 por un pintor anónimo, para los Visconti-Sforza, la familia dominante de Milán.
Las mismas están hoy día en la Biblioteca de la Universidad de Yale, EE.UU.
Pero por lo pronto, en un Registro de las Cuentas Reales de Carlos VI de Francia efectuado en 1392 (un siglo antes) dice 'Páguense 56 sueldos parisienses a Jaquemin Gringonneur, pintor, por tres juegos de naipes en oro y diversos colores y divisas, hechos para el esparcimiento del dicho señor Rey'.
Y es que aparentemente durante mucho tiempo las cartas de Tarot permanecieron como un privilegio exclusivo de la clase alta y, aunque pueden rastrearse hasta el siglo XIV algunos sermones que arrojaban invectivas contra el demonio, inherente a las mismas, la Iglesia católica y la mayoría de los gobernantes civiles jamás condenaban las cartas de Tarot en los primeros tiempos de su aparición.
De hecho, en algunas jurisdicciones estaban específicamente exentas de normas legales que, por el contrario, sí prohibían expresa y especialmente los juegos de cartas comunes...
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