Antes que nada conviene en este punto - para fines prácticos - establecer una distinción entre las emociones y los sentimientos.
La distinción es mucho más simple de lo que se pudiera suponer: Mientras que los sentimientos son una reacción natural al hecho de que nos damos cuenta, de que percibimos, las emociones en cambio, son el producto no de la percepción, sino del pensamiento, es decir de la razón (que generalmente tampoco lo es tanto en el hombre común).
Los sentimientos no son desgastantes, mientras que las emociones lo son en alto grado.
Los sentimientos básicos, alegría y tristeza, surgen del hecho de darse cuenta.
Nuestro cuerpo, por ejemplo, cuando tiene un vislumbre de su destino fatal, nos lo avisa en forma de una tristeza o melancolía que no es dolorosa ni desgastante, sino que nos limpia de mezquindades y nos hace bien.
Así también la alegría genuina, la de bien adentro, aquella que no tenemos que provocar artificialmente con chistes o comedias, surge de un darse cuenta que no pasa por la razón, sino que se produce cuando nuestro ser percibe algo que lo alegra.
No necesitamos pensar para sentir la felicidad por una vida que nace, que se mueve, por una caricia o una mirada que nos abraza, por un colibrí libando en una flor o por un árbol danzando con el viento.
Las emociones en cambio no surgen de la percepción sino del pensamiento, no podrían producirse sin que pensáramos, y por otra parte, al dejar la percepción en segundo plano, las emociones nos colocan en una situación en la que difícilmente podemos manejar nuestra realidad de un modo sensato.
Ejemplos típicos de emociones son la ira, los celos, el rencor, la envidia, la autocompasión, la depresión autodestructiva, etc.
Todas estas emociones no podrían producirse si no tenemos previamente los pensamientos adecuados.
Quién puede enojarse sin pensar?... nadie!
Así que para suspender una emoción desgastante como el enojo, los celos, o cualquier otra, el procedimiento es simple, aunque requiere disciplina y un mínimo de energía disponible.
Ya dijimos que la clave está en los pensamientos, que son el prerrequisito para que la emoción desgastante se produzca.
Es por ello que la técnica consistirá sustituir esos pensamientos desgastantes en cualquiera de las siguientes formas:
- Piensa los pensamientos desgastantes pero esfuérzate por hacerlo en forma de rima literaria.
- Haz una canción con ellos.
- Piénsalos en reversa.
- Piénsalos en un idioma que no te sea familiar en absoluto.
- Piénsalos atribuyendo a cada letra un número y sumando las letras y palabras para encontrar el resultado numérico de sus pensamientos.
- Cuando te lleguen repasa las tablas de multiplicar de arriba a abajo.
- Repite una oración de una religión que no sea la suya.
- Piensa tus pensamientos tratando de imitar los modos de algún cómico de cine o Tv.
- Inventa tus propias variantes...
chamanismo práctico (para ampliar
percepción extrasensorial) en
TAROT DE MáXIMO
fuente: Las enseñanzas de don Carlos (Víctor Sánchez)
imagen: Emotions (Karina Llergo)