La verdad es que un ser humano no es nada de lo que contiene la descripción de su ego, aunque cree que sí lo es, en virtud de que se comporta de acuerdo a la descripción.
Esto es; en virtud de sus rutinas, que son la expresión activa del contenido de la descripción que se llama ego.
Lo anterior se comprueba con sólo practicar los no-haceres del yo personal.
Según mi vida cotidiana y mis 'haceres' yo soy así o asá.
Soy capaz de tal cosa, pero no de tal otra.
Sin embargo, bajo la práctica del no-hacer, el practicante descubre que es capaz de realizar una enormidad de acciones que consideraba imposibles, porque no estaban contenidas en la descripción, y esto es - por cierto - una buena noticia.
El romper las rutinas a veces es de lo más difícil, sobre todo porque esas rutinas son todo lo que tenemos como gente ordinaria, para darle sentido a nuestras vidas.
Basta pensar en rutinas como el aburrirse, enojarse, autocompadecerse, fumar, comer en exceso o llegar tarde, para notar la enorme dificultad que el romper las rutinas puede implicar.
Pero no es del todo imposible si contamos con una estrategia.
La estrategia principal del acechador consiste en que se acecha a sí mismo; acecha sus hábitos.
Al hacerlo, los observa calladamente mientras se producen.
Así, se da cuenta de que los hábitos, como haceres que son, están formados por sus partes componentes.
Y un hacer, como todo mecanismo automático, necesita de todas sus partes para operar.
Así, cuando quiere parar un hábito, en lugar de tratar de forzarlo a pararse, simplemente le
quita uno de sus componentes y el hacer no se produce.
Debemos entender por componentes todas aquellas partes del hacer que sean indispensables para que se produzcan.
Un ejemplo sería el hábito de discutir con alguien, tal vez con la esposa.
Supongamos que el acechador en ciernes acechó y descubrió los siguientes componentes de su hacer:
- El sujeto.
- La esposa.
- Estar fatigado, quizá después de un día de trabajo.
- Hablar.
- Decirle al menos un 'te equivocas querida' a la esposa.
- Fijarse en algún aspecto 'negativo' de la esposa.
- Defenderse de cualquier crítica de la esposa.
Con estos componentes como ejemplo, surgen muchas posibilidades para 'descomponer' el hacer:
- No estar allí.
- Enviar a la esposa a algún otro lado.
- Cambiar a algún otro trabajo que no sea fatigoso.
- Meterse algo en la boca para fingir que se tiene una muela infectada y que no se puede hablar.
- Cambiar el 'te equivocas' por un 'tienes razón' (aunque lo creamos absurdo).
- Fijarse en aspectos positivos de la esposa en el mismo momento en que nos íbamos a fijar en algo negativo.
- No defenderse de, sino dar la razón a la esposa.
Otro ejemplo puede ser el fumar.
Necesita generalmente de cigarros, cerillas, tiempo, que no hagamos ejercicio, que no practiquemos respirar con profundidad, que no sepamos relajarnos, que vivamos con estrés, etc.
Así, en lugar de ponernos a luchar contra el hábito de fumar, podemos simplemente desarrollar el hábito de subir montañas y el cigarrillo se va solo.
Hay que notar que no hace falta eliminar todos los elementos del hacer, sino que basta con quitar uno solo, para que no se produzca.
Cualquier rutina puede ser acechada y 'descompuesta' con sólo quitarle uno de sus elementos esenciales...
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chamanismo práctico (para ampliar
percepción extrasensorial) en
TAROT DE MáXIMO
fuente: Las enseñanzas de don Carlos (Víctor Sánchez)
imagen: A Journey Round My Skull (Emanuel Schongut)